Poder
y Contrapoder: El motín de Esquilache
En
la confrontación poder-contrapoder, el
poder trata de ganarse la opinión
pública empleando armas como son los
medios de comunicación. De esta manera,
obtiene la legitimidad de los gobernados. En
muchas ocasiones, el contrapoder
procede del poder fruto de las escisiones
políticas. Todos estos conceptos se
observan en el Motín de Esquilache, en una España dieciochesca donde la tradición impera, a pesar de la
instauración de una nueva monarquía tras la derrota de los austrias en la Guerra de Sucesión. Fruto de la
entrada de esa nueva dinastía, se producen luchas por conservar las estructuras del poder anterior (como sería el caso de la
presencia de los consejos), que con las reformas borbónicas se ven amenazadas; ya que
las viejas élites, encarnadas por una
nobleza que hasta la llegada de los borbones,
mantenían en dependencia al poder
real.
El Motín de Esquilache, es reflejo de la
conflictividad entre el poder/contrapoder, y de las ardides empleadas por ambas
partes para ganarse el favor de las masas. Masa, que
no llega a ser adoctrinada por la Iglesia ya que es indomable. Y es que
podía llegar a resultar peligrosa para el monarca, el poder por
antonomasia, si se ponían del lado de uno de los llamados "Grandes de España".
Sin
embargo, tanto el poder como el
contrapoder, usaban siempre el mismo sistema para alterar la división de
poderes: usar a la plebe como ‘’carne de cañón’’. De manera
que, a través del golpe de estado, se hacía un ejercicio de contrapoder
con la finalidad de saltarse el poder
constituido. En el transcurso del
motín, tanto la Iglesia como los duques de Medinaceli y Arcos interceden, lo cual pareció que
se hizo a posta para reflejar el
orden. Le piden al rey que su valido, el
marqués de Esquilache fuese exiliado; de lo
contrario su seguridad quedaría amenazada. Todo ello se debía a la carestía de alimentos que el marqués estaba provocando en el pueblo, unido a las medidas impopulares adoptadas (entre ellas la prohibición del famoso capote español).
El monarca termina aceptando tras serle entregado un manifiesto donde se incluía a modo de decálogo, todo aquello que el pueblo quería cambiar. Nadie a día de hoy sabe ciencia cierta quien fue el organizador de todo.
Curiosamente en aquel año, los ciegos fueron pregonando hojas impresas por el librero Bartolomé de Ulloa que reproducían todos los vaticinios de Diego de Torres Villarroel en el almanaque de 1766. Éste último, había saltado a la fama con El Gran Piscator Salmantino un año antes pronosticando que el rey de Francia iba a fallecer. Allí se pronosticaba, que para el mes de marzo un juez se descuida en los procedimientos justos: levántase un motín en su pueblo. Imprecisiones que se podrían adaptar a los hechos sucedidos. A causa de la inquietud, el propio Torres tuvo que pedir disculpas, y en su siguiente publicación advirtió sobre la manipulación de sus predicciones.
Curiosamente en aquel año, los ciegos fueron pregonando hojas impresas por el librero Bartolomé de Ulloa que reproducían todos los vaticinios de Diego de Torres Villarroel en el almanaque de 1766. Éste último, había saltado a la fama con El Gran Piscator Salmantino un año antes pronosticando que el rey de Francia iba a fallecer. Allí se pronosticaba, que para el mes de marzo un juez se descuida en los procedimientos justos: levántase un motín en su pueblo. Imprecisiones que se podrían adaptar a los hechos sucedidos. A causa de la inquietud, el propio Torres tuvo que pedir disculpas, y en su siguiente publicación advirtió sobre la manipulación de sus predicciones.
El Gran Piscator |
No
obstante, parece ser que se constituyó de manera jerarquizada, ya que
la persona o grupo que lo generó tenía acceso
al poder. Se sospecha que tanto la Iglesia como la nobleza, recurrieron al golpe manejando el contrapoder plebeyo, y así
invertir los papeles.
Tras esta lectura, os traigo imágenes que sirvan para ilustrar los acontecimientos:
El motín y la intercesión de los franciscanos |
El rey acatando ''la voluntad del pueblo'' |
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